Las condiciones en que se desarrolla la presente campaña de maíz en Tucumán son las anunciadas en su momento, donde “los altos costos de producción y la baja rentabilidad que tiene el cereal atentarían contra las intenciones de siembra del productor”, dijo a este suplemento el ingeniero Daniel Gamboa, técnico de la sección Granos de la Eeaoc, especialista en manejo y producción de maíz.
La realidad es que, para la campaña 2014/15 (presente), “los altos costos y bajos precios de los granos comprometen su siembra, sobre todo porque hay empresas que tienen deudas importantes y otras que no están en condiciones de financiarse”, ya que las tres campañas pasadas fueron negativas o apenas permitieron cubrir costos.
La situación es mucho más complicada para los productores que producen bajo el sistema de arriendo. “Los arriendos, que en campañas anteriores llegaron a ser de 200 U$S/ha, pagados por anticipado, actualmente se están dejando de lado o pactando a porcentajes de cosecha”, señaló.
Al recorrer los campos tucumanos se puede ver que los lotes de maíz son pocos, aun a la actual fecha en la cual nos encontramos, ya que pasa a ser limitante, por lo que seguramente pocos lotes más puedan ser sembrados tardíamente, con el lógico riesgo de entrar a floración o llenado de granos en épocas de escasez de agua o de bajas temperaturas.
Por otro lado, la incertidumbre reinante por los altos costos se suma a que las lluvias, en muchas zonas, se cortaron, por lo que “si se sigue esperando a que caiga más agua la fecha óptima de siembra se sigue pasando, por lo que los productores se inclinarán por el poroto, lo más probable”.
Al hablar de los costos que siguen subiendo, “los precios de contratistas aún no fueron fijados para los servicios de aplicaciones y de siembra”, los que están influenciados por el comportamiento del costo del gasoil y de la mano de obra.
Los gastos de “barbecho a cosecha” para el cultivo de maíz, dependiendo del manejo que se haga, pueden estar entre los U$S 320/ha, para el planteo de menor tecnología, y los U$S 420/ha, si se usa semilla que tenga más genes apilados, y además se fertiliza.
El gasto en “herbicidas” puede estar alrededor de los U$S 60/ha, y el de insecticidas en menos de U$S 10/ha, solo teniendo en cuenta el producto. A lo que hay que sumar las aplicaciones que, según la cantidad, pueden implicar una desembolso de entre U$S 35/ha y U$S 45 /ha, todos estos valores sin IVA.
En cuanto al gasto en “semilla por ha”, puede estar entre los U$S 90 y los U$S 140/ha, según el híbrido que se utilice.
El otro insumo importante en el maíz, la “fertilización”, rondaría los U$S 90/ha.
Es por ello que el maíz se complica, ya que considerando precios futuros de U$S 121/t, los “rindes de indiferencia” toman valores de entre 5,3 y 6,5 t/ha, para la siembra en tierra propia, y de entre 6,8 y 8,4 t/ha en tierras arrendadas, según el planteo técnico que se haga.
Realmente, lo que está pasando con el cultivo de maíz, donde las intenciones de siembra son bajas, atenta contra la sustentabilidad del sistema, ya que “al no incorporar este cereal estival a un sistema de rotaciones, los problemas fitosanitarios del monocultivo de soja se acentúan”, sobre todo los graves problemas que se vienen dando con el ‘picudo negro’.
Lo cierto es que “productores que en su momento tenían incorporada la idea de manejar las rotaciones de manera sustentable, hoy enfrentan el dilema de cómo hacerlo”. Igualmente, no hay que perder de vista este apotema, ya que, finalmente, la sustentabilidad de los sistemas productivos de granos del NOA depende de ello.
Buscar la forma de mejorar la renta de este cultivo hará que las rotaciones se mantengan, y eso es algo que se debe trabajar inmediatamente.